Gloria Soriano debe defender a un acusado de violación al que considera culpable. En toda su carrera jamás le toco defender a un inocente y tal vez esa sea una de las causas de su desencanto por su profesión y por el sistema legal. Su vocación adormecida parece despertarse cuando se ve obligada a litigar contra la fiscal Rivas, quien fue su admirada profesora en la facultad de derecho. El sistema legal ha convertido a la Fiscal en lo contrario de lo que enseñaba y su vínculo intimo con el juez de la causa dejan en desventaja a Gloria.