Ewald se trasladó a Rumanía en su juventud. Pasados varios años y ya acercándose a los 40, decide reiniciar su vida. Deja atrás a su novia y se establece en el campo. Con el apoyo de jóvenes locales, revitaliza una escuela en ruinas, convirtiéndola en un refugio. Los niños experimentan una vida renovada y libre de preocupaciones. Sin embargo, pronto aparecerá la sombra de la desconfianza entre los habitantes. Ewald se verá obligado a confrontar una verdad que había mantenido oculta durante mucho tiempo.