Manuel y Lupe quieren tener un hijo. Cuando Manuel se descubre estéril, poco a poco comienza a desmoronarse física y emocionalmente. Después de explorar varias opciones, recurre a Rubén, su nuevo amigo, para pedirle que sea donador. A cambio, Rubén le pide quedarse unos días en su casa, con la promesa de marcharse pronto a Estados Unidos. Su presencia lo cambiará todo, y el sueño de paternidad de Manuel concluirá en su propio destierro.