Durante más de cuatro décadas, el tenista argentino Guillermo Vilas, una figura legendaria del tenis, ha insistido incesantemente en la necesidad de reevaluar los rankings oficiales (1973-1978) con el objetivo de ser finalmente reconocido como el mejor jugador del mundo. El periodista deportivo Eduardo Puppo, al adoptar la causa de Vilas, dedicó más de diez años a enfrentarse a una poderosa entidad deportiva para demostrar que, efectivamente, Vilas fue injustamente removido de la cúspide del tenis mundial.